Autor:
Islam El-Nakib
Profesor de Logística y Gestión de la Cadena de Suministro
Arab Academy for Science, Technology and Maritime Transport, Alexandria, Egypt
Fecha: 09.02.2020
Lectura: 12 min.
Introducción
El gobierno chino anunció el primer caso del COVID-19 cuando la epidemia se extendió por todo el mundo en un breve periodo no superior a días y la mayoría de los países del mundo han ido anunciado sucesivamente el descubrimiento de casos entre sus ciudadanos (OMC, 2020b). La mayoría de los países adoptaron inicialmente políticas de prudencia en los aeropuertos internacionales procedentes de China. Sin embargo, las medidas de precaución en estos aeropuertos pasaron a aplicarse no sólo a todos los viajeros aéreos, sino también a todos los medios de transporte para aplicar un procedimiento de detección térmica obligatorio para los viajeros (Foro Económico Mundial, 2020). De ahí que los movimientos internacionales imperantes sean una especie de excepción respecto a los países de la Unión Europea, que también cerraron sus fronteras geográficas entre ellos.
El COVID-19 se diferencia del resto de epidemias y enfermedades que han azotado al mundo a lo largo de la historia, que se han propagado de forma confinada en un rango geográfico mundial limitado o en un país concreto, como la epidemia de SARS en China y la epidemia de Ébola en África Occidental, la gripe española y la gripe porcina, donde estas enfermedades y epidemias no dejaron el mismo efecto (Banco Mundial, 2020a). Cosa que sí que ha causado el COVID-19 en un corto período. La respuesta de China se produjo con la imposición por parte de las autoridades de un estado de alerta máxima para controlar la epidemia, poniendo en cuarentena a los infectados y aislándolos sanitariamente lejos de las zonas pobladas, e imponiendo un toque de queda en las ciudades chinas y en la ciudad de Ohan que es el origen de la epidemia, con una población de unos 11 millones de personas. Ante la progresiva propagación del virus, la Organización Mundial de la Salud ha declarado el COVID-19 como pandemia mundial y los países deben enfrentarse a él de forma estricta: adoptar medidas para limitar su propagación y tomar precauciones (Banco Mundial, 2020b).
Por lo tanto, este artículo pretende determinar dos enfoques principales: en primer lugar, destacar el impacto del COVID-19 en las cadenas de suministro globales, subrayando la incidencia sobre el crecimiento económico mundial y el comercio internacional de bienes y servicios. En segundo lugar, centrarse en cómo las cadenas de suministro digitales pueden ser la herramienta más adaptativa para hacer frente a diversas perturbaciones. Por último, el artículo concluye con varias recomendaciones y medidas que deben adoptarse para mejorar los riesgos y mitigar las perturbaciones.
El impacto del COVID-19 en el espectro de la cadena de suministro global
Crecimiento económico mundial
Aunque la economía china se ha enfrentado a un descenso del 2% en la tasa de crecimiento durante los dos años anteriores, sigue desempeñando un papel fundamental en la economía mundial, como segunda economía más grande después de la estadounidense, y como la mayor economía exportadora de bienes manufacturados y un importante socio comercial para los países del mundo (Banco Mundial, 2020b). El crecimiento de la economía mundial experimentó una ralentización incluso antes de la aparición de la pandemia del COVID-19 debido a los retos a los que se enfrenta, representados en las tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos de América, y en los riesgos políticos, así como en las cambiantes condiciones de algunos países (ONU, 2020). Las empresas multinacionales habían rebajado sus previsiones sobre el crecimiento económico mundial antes del estallido de la epidemia del COVID-19. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional revisó su previsión del 3,3 % al 3,2 % en 2020 tras la aparición del virus (FMI, 2020), mientras que actualmente está modificando estas expectativas tras la propagación del Covid-19, teniendo en cuenta su impacto en el lado negativo de la oferta y la demanda mundiales, especialmente tras la ralentización de los determinantes de la demanda mundial representada por la desaceleración del consumo y la inversión mundiales (OCDE, 2020).
Esto se suma al movimiento del comercio internacional, que se ha paralizado después de que los países cerraran sus fronteras y restringieran la circulación de bienes y personas. La economía mundial se encuentra en una recesión más profunda que la vivida durante la crisis financiera mundial de 2008 (OMC, 2020b). En el mismo contexto, el Banco Mundial pronosticó que la economía mundial crecerá alrededor del 2,4% en 2020, con la salvedad de que se indica que la incertidumbre que rodea a la economía mundial sigue existiendo (FMI, 2020). El Banco Mundial (2020a) indica que estas expectativas pueden modificarse en función de las condiciones actuales y de las posibles amenazas que supone el brote de la epidemia, a pesar de los esfuerzos internacionales y los paquetes de estímulo lanzados por las corporaciones multinacionales, las organizaciones internacionales y los gobiernos y los bancos centrales mundiales. Por otra parte, las Naciones Unidas (2020) indicaron que la economía mundial a la luz del brote del COVID-19, se espera que crezca menos del 2% en 2020 en comparación con las expectativas antes de su aparición.
El virus consiguió el 2,5%, con la posibilidad de que la organización realice nuevos ajustes a la luz de la incertidumbre actual. Hay que tener en cuenta que las empresas señalaron algunos de los retos existentes que podrían ser un obstáculo para alcanzar los índices de crecimiento a los que se refería, entre ellos los conflictos comerciales y geopolíticos y las turbulencias financieras (ICMA, 2020). Además, las repercusiones del COVID-19 en la economía mundial se enfrentan a un estado de incertidumbre y la falta de acceso hasta ahora a descubrir vacunas para tratar la pandemia, por lo que las organizaciones internacionales y regionales han tendido a revisar las expectativas de crecimiento económico para 2020, y recientemente adoptar escenarios más realistas para evaluar la amenaza del brote de la epidemia sobre la economía mundial. En consecuencia, rebajó su previsión de crecimiento mundial al 2,4% (OMC, 2020a). La figura 1 ilustra los escenarios del coronavirus y destaca el impacto adverso sobre el crecimiento: el cambio en el crecimiento del PIB en 2020 con respecto a la línea de base, en puntos porcentuales.
Figura 1: Los escenarios de coronavirus destacan el impacto adverso en el crecimiento.
Impacto simulado del debilitamiento de la demanda interna, de la bajada de los precios de las materias primas, de las acciones y del aumento de la incertidumbre. Escenario de base con el brote del virus centrado en China; escenario de contagio más amplio con el brote extendiéndose significativamente en otras partes de la región Asia-Pacífico, Europa y América del Norte.
Según estimaciones del Foro Económico Mundial (2020), una disminución del crecimiento económico mundial se atribuye a la modificación del crecimiento económico de EE.UU. en 2020 del 2,3% al 1,9% como resultado del brote del virus, debido a la disminución del consumo público y privado y la incertidumbre sobre los precios de los activos. En la zona de la UE se espera una tasa de crecimiento del 0,8% en lugar del 1,2%, debido a la disminución de las exportaciones y la ralentización del consumo. También se han ajustado las tasas de crecimiento de la economía japonesa, que ha pasado de un 0,7% negativo a un -0,2% en 2020. Las tasas de crecimiento también se han ajustado en la economía china, que pasó del 6,1 % al 4,9 %, y todavía hay otros riesgos negativos para la economía global en vista de la incertidumbre que prevalece en el mundo en este período (Banco Mundial, 2020a).
Comercio internacional de bienes y servicios
El comercio internacional se paralizó durante el corto período del brote del COVID-19, que a su vez afectó a todoas las exportaciones e importaciones, acorde con lo esperado por la Organización Mundial del Comercio: una desaceleración en el movimiento del comercio de mercancías en todo el mundo en el corto plazo, como resultado de las interrupciones causadas por las repercusiones del virus de las condiciones de incertidumbre y el cierre de fronteras entre los países, incluidos los países de la UE. El Banco Mundial (2020) indica que el comercio mundial de servicios está experimentando una importante desaceleración desde 2019, ya que la tasa disminuyó su crecimiento del 4,7 % en el primer trimestre de 2019 a alrededor del 2,8 % en el tercer trimestre de 2019. Se espera que el descenso continúe, especialmente porque el brote del COVID-19 ha tenido un impacto negativo a corto plazo en una serie de servicios importantes que representan la base de la balanza de pagos de los países, como el transporte aéreo, y los servicios turísticos, que son los principales sectores más afectados por el brote del virus (OMC, 2020a). Por ejemplo, a escala comercial se registró descensos de servicios de transporte aéreo de pasajeros y de transporte de mercancías de 93,5 y 94,3 puntos, respectivamente (FMI, 2020).
Esto comportó grandes pérdidas para el sector turístico de los países de la UE, con cancelación de la mayoría de las reservas hoteleras tras el anuncio del brote del virus. No se espera que el sector turístico se recupere en lo que queda de 2020, ya que el impacto puede extenderse hasta finales de 2021, puede empezar a recuperarse, pero no al nivel que tenía antes de la crisis, incluso si el virus remite, debido a la impresión negativa sobre la enfermedad que dominaba a los turistas internacionales (Banco Central Europeo, 2020). En este sentido, se espera que la clasificación de los países del mundo cambie en el índice de competitividad de los viajes y el turismo (OMT, 2020). China, que ocupa el puesto número 13, se estima que baje 26,7 puntos en el índice en 2020, como es el caso de los países que sufren las altas tasas de infección por el VIH, especialmente los países de la UE y los EE.UU., como resultado de los controles y restricciones, que impusieron y los países que prohíben la entrada y salida, así como el cierre de las zonas turísticas y de ocio hasta nueva orden (Foro Económico Mundial, 2020). Según la valoración del comercio de servicios emitida por la OMC (2020b), se espera que la tasa de crecimiento del comercio mundial de servicios debido al virus siga siendo débil, ya que es probable que disminuya aún más en los próximos meses.
El impacto del COVID-19 en el despliegue de las cadenas de suministro digitales
Incluso en medio de una pandemia, la buena noticia es que el impulso para acelerar la transformación digital se verá recompensado por una nueva agilidad (KPMG, 2020). El COVID-19 permitió la rara oportunidad de reajustar las cadenas de suministro globales. Ahora es el momento de poner un enfoque implacable en la tecnología digital centrada en el cliente y habilitada por los datos que muchas empresas tenían buenas intenciones de implementar antes de la pandemia, pero que aplazaron debido a los esfuerzos fragmentados, los sistemas heredados u otros factores (Flynn, 2020). Además, los fabricantes han experimentado desafíos competitivos en los mercados locales debido a los costes laborales relativamente más altos. Esto se ha visto mitigado en parte por la inversión en automatización, habilitadores digitales y tecnologías avanzadas. Además, el COVID-19 ha vuelto a hacer hincapié en el impulso de la fabricación local para las industrias críticas, agravado por el creciente desempleo y el deseo de los consumidores de apoyar a las empresas locales (Carnevale y Hatak, 2020). La interrupción de la pandemia en el comercio cogió a muchos con la guardia baja, provocando la interrupción de la cadena de suministro. Los cierres globales paralizaron las frágiles cadenas de suministro nacionales, regionales y mundiales. El brote inicial puso de manifiesto que gran parte de la economía mundial depende de China. Junto con el aumento del comercio internacional y la interconexión de las cadenas de suministro, llegaron los modelos de suministro híper eficientes y justo a tiempo. Cuando el COVID-19 golpeó, pocas empresas tenían redundancia en sus cadenas de suministro para hacer frente a una interrupción de más de unas pocas semanas (KPMG, 2020). Cualquier estrategia empresarial tiene sus contrapartidas, como, por ejemplo, los costes que conlleva llevar un inventario adicional, invertir en cadenas de suministro de reserva o fabricar más cerca de la base de clientes.
Muchas estrategias de la cadena de suministro han pasado de la eficiencia y el abastecimiento desde países de bajo coste a centrarse más en la resiliencia y la visibilidad de la cadena de suministro, que pueden reducir la complejidad y la incertidumbre en toda la red de la cadena de suministro. La resiliencia de la cadena de suministro frente a acontecimientos imprevisibles y dramáticos requiere modelos de negocio sólidos habilitados por una sólida columna vertebral digital y procesos que puedan pivotar rápidamente (Flynn, 2020). Por lo tanto, es obligatorio ahora destacar los pasos generales que pueden ayudar a las empresas a mejorar sus cadenas de suministro, independientemente de su madurez digital y su viaje de transformación.
Los consumidores esperan una experiencia personalizada, como las recomendaciones de productos y las comunicaciones hacen desear. Las empresas mundiales están dejando de lado a los representantes de ventas tradicionales que van de puerta en puerta y utilizan la automatización de la fuerza de ventas digital (Flynn, 2020). Una encuesta de Carnevale & Hatak (2020) descubrió que casi el 40% de los encuestados en la UE aumentaron las compras en línea a principios de abril, más que durante los peores días de la crisis, y tres cuartas partes de ellos dijeron que planeaban mantener el hábito en el futuro. Esto hace que todas las áreas funcionales de la cadena de suministro estén integradas. Esta integración permite una visibilidad en tiempo real para tomar mejores decisiones y puede reducir los costes operativos. La amplia aparición de recomendaciones para permanecer en casa impulsó aún más la tendencia digital, ya que millones de personas se encontraron de repente trabajando a distancia, utilizando sistemas digitales para colaborar y apoyar su trabajo, mientras que otros millones fueron educados en casa utilizando tecnologías de aprendizaje en línea. La figura 2 presenta cómo puede llevarse a cabo la transformación digital en la cadena de suministro.
Figura 2: Implementación de la transformación digital en la cadena de suministro
Conclusiones
Cada empresa se encuentra en una fase diferente de su evolución digital. Algunas están ejecutando con éxito proyectos piloto o lanzando nuevos modelos de negocio y un número igual o mayor está perplejo sobre por dónde empezar. El objetivo del viaje de transformación digital es: aumentar el rendimiento, crear valor y mejorar la experiencia del cliente. Por lo tanto, algunas cadenas de suministro de muchas empresas de la UE que habían establecido planes de transformación hacia la nueva normalidad dirigen su atención a las prioridades a medio y largo plazo para impulsar el crecimiento sostenido y prepararse para los desafíos futuros. La figura 3 presenta el modelo recomendado para la cadena de suministro digital en la era post-COVID-19. Así, las empresas deben centrarse en el valor. Tienen que utilizar una variedad de herramientas y metodologías para orientar y obtener beneficios y oportunidades de retorno de la inversión que puedan compensar los costes incurridos en la transformación de las cadenas de suministro. Las empresas pueden crear una hoja de ruta para la transformación, trazando un mapa de las actividades críticas y determinando las áreas potenciales de fallo/interrupción, y llevar a cabo un análisis de escenarios para desarrollar futuros planes de contingencia que construyan resiliencia. Muchas empresas han desarrollado una sofisticada plataforma de análisis digital creada a tal efecto que pueden aprovechar para identificar las oportunidades y los factores de coste con mayor rapidez y eficacia que antes.
Figura 3: Modelo de cadena de suministro digital en la era posterior al COVID-19
El COVID-19 nos ha obligado a acelerar y replantear nuestros planes de transformación digital. Aprovechando las nuevas tecnologías y el poder de la nube para garantizar que nuestros sistemas sean ágiles, seguros, robustos y escalables. Por lo tanto, se recomiendan las seis etapas que deben aplicarse para que las cadenas de suministro digitales sean eficaces, tal y como afirma KPMG (2020):
- Comprender el coste de la complejidad frente al valor de la variedad. Si bien es valioso satisfacer la creciente demanda de los clientes de poder elegir, ofrecer una gama demasiado amplia de productos y servicios equivocados no suele ser rentable.
- Aprovechar los datos para mejorar las competencias básicas. La inteligencia empresarial se sirve de docenas de flujos de datos diferentes, pero ¿es usted capaz de aprovechar los datos de forma significativa para mejorar las capacidades existentes?
- Liderar con el rendimiento, no con la tecnología. Olvídese del bombo y platillo de las últimas tendencias tecnológicas y céntrese en sus capacidades actuales y en las necesidades de los clientes a los que sirve.
- Mejorar la formación de los trabajadores. Sea cual sea la madurez tecnológica de la empresa, el éxito de la futura estrategia de la cadena de suministro depende de las personas.
- Aceptar las nuevas asociaciones. En el futuro, es probable que ninguna organización disponga por sí sola de todo el conjunto de capacidades digitales bajo un mismo techo.
- Sin el enfoque específico de estos pasos, la hoja de ruta digital de la cadena de suministro corre el riesgo de convertirse en una mera recopilación de buenas ideas, una tormenta de ideas ascendente que se convierte en un plan de proyecto sin pensar en el rendimiento general de la inversión.
Bibliografía y referencias
- Carnevale, J. and Hatak, I. (2020). Employee adjustment and well-being in the era of COVID-19: Implications for human resource management. Journal of Business Research. 116, 183-187.
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- Flynn, D. (2020). CDC provides first guidance to a specific meat plant for combating COVID-19 among employees. Retrieved from https://www.foodsafetynews.com/2020/04/cdc-provides-first-guidance-to-a-specific-meat-plant-for-combating-covid-19-among-employees/
- ICMA (2020). COVID-19 Market Updates. International Capital Market Association. March 2020.
- IMF (2020). World Economic Outlook: Tentative Stabilization, Sluggish Recovery?. IMF
- KPMG (2020). Building supply chain resilience through digital transformation. KPMG International.
- OECD (2020). Coronavirus: The world economy at risk. OECD Interim Economic Assessment. Paris: OECD.
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- World Bank (2020b). Global Economic Prospects: Slow Growth and Policy Challenges. Washington DC: WB.
- World Economic Forum (2020). The Travel & Tourism Competitiveness Report. Geneva: WEF.
- WTO (2020a). WTO DG welcomes G7 leaders’ statement on COVID-19. March 2020. Retrieved from https://www.wto.org/english/news_e/news20_e/dgra_17mar20_e.htm .
- WTO (2020b). New WTO indicator finds services trade weakening into second half of 2019. Services Trade Barometer. Geneva: WTO.
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