Autor:
Jaafar Sallouhi
Asesor del Director de Transporte Terrestre y Logística, Ministerio de Equipamiento, Transporte, Logística y Agua. Reino de Marruecos.
Fecha: 21.2.2021
Lectura: 7 min.
Introducción
Como muchos otros países del mundo, Marruecos se vio afectado por una crisis económica y social sin precedentes en 2020 provocada por la pandemia del COVID-19.
Durante esta crisis, las empresas de transporte por carretera de todos los sectores desempeñaron un papel fundamental en el transporte de mercancías, el apoyo al funcionamiento de las cadenas de suministro, la repatriación de ciudadanos y el transporte de personas a su lugar de trabajo, todo ello aumentando el riesgo para la salud y el bienestar de sus empleados.
Sin embargo, los efectos de la crisis se sintieron rápidamente y afectaron a varios sectores, incluidos el transporte y la logística, que experimentaron desafíos importantes.
El transporte de pasajeros por carretera se ha visto particularmente afectado por el virus, especialmente si se consideran las medidas de bloqueo, las restricciones de movimiento, las medidas de protección, el hecho de que el transporte parece ser un factor importante en la transmisión del virus y la velocidad con la que se propaga. De hecho, las medidas tomadas por las autoridades marroquíes, en particular las autoridades sanitarias, para contener la propagación del virus desde que aparecieron los primeros casos del COVID-19 en marzo de 2020, han tenido repercusiones dramáticas en la rentabilidad de las empresas públicas y privadas de transporte de pasajeros, especialmente como resultado del cierre total del transporte público de pasajeros y turismo.
Sin embargo, las empresas de transporte de mercancías se vieron afectadas en menor medida, en parte por los esfuerzos colectivos de las autoridades y profesionales del sector para asegurar la continuidad de las operaciones de carga. Sin embargo, la crisis no ha afectado a todas las empresas de transporte de mercancías por igual. Los proveedores de determinados sectores sometidos a tensiones especiales (alimentación, refrigeración, productos de primera necesidad, mensajería, etc.) fueron muy productivos, mientras que otros prácticamente se estancaron. Esta situación fue el resultado de la alta dependencia del sector del transporte de las industrias de sus clientes (transportistas y contratistas), que experimentaron una desaceleración o suspensión parcial o total de operaciones, y el aumento de la demanda de productos de primera necesidad, lo que dio lugar a situaciones que en ocasiones fueron difícil de gestionar (desequilibrios de flujo, tasas de carga no garantizadas, retornos en vacío, ajuste de planes de transporte, etc.).
Es cierto que la crisis del COVID-19 ha tenido un impacto enorme y sin precedentes en las operaciones de movilidad y los sistemas de transporte, pero también ha puesto de manifiesto las debilidades y fallas estructurales en el sector marroquí.
Aunque es algo prematuro para deducir conclusiones y lecciones definitivas para el sector del transporte, una cosa es cierta: esta crisis sanitaria marca un “antes” y un “después” para el sector. Dará lugar a un nuevo contexto en el que el sector del transporte se verá obligado a plantearse nuevas formas de adaptarse y evolucionar para afrontar los retos del futuro y estar mejor preparado para fortalecer su resiliencia y afrontar un futuro marcado por la incertidumbre.
Descarbonización del transporte: ¿hacia una mayor conciencia?
Aunque la crisis del COVID-19 ha tenido un impacto severo en los aspectos económicos y sociales del sector del transporte de Marruecos, también ha traído efectos positivos, gracias en gran parte al bloqueo sin precedentes y las restricciones de movimiento y viajes. Estos beneficios incluyen una reducción de las externalidades ambientales, especialmente una reducción de las emisiones de CO2, una mejor calidad del aire y mejores indicadores de seguridad vial debido a la disminución del número de víctimas mortales y de heridos.
La sensibilización sobre estos aspectos positivos puede tener un efecto duradero en el comportamiento futuro de la movilidad y podría alentar a los responsables políticos del país a establecer una estrategia nacional para la movilidad sostenible, a considerar soluciones más bajas en carbono y a apoyar una transición hacia una movilidad más segura, más eficiente, más accesible, más inclusiva y sistemas de transporte más resilientes.
La gestión de la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales no debe pasar por alto las medidas para combatir el cambio climático en el transporte. Por el contrario, las políticas públicas posteriores al COVID-19 y los planes de recuperación económica deben permitir un mayor avance hacia soluciones verdes y sostenibles para el sector del transporte.
Distanciamiento físico: un catalizador para la digitalización en el transporte
El manejo de la pandemia del COVID-19 ha servido para reforzar los argumentos a favor de la digitalización de los servicios y la tendencia hacia el “papel cero” en varios sectores, especialmente el transporte y servicios relacionados.
El contexto creado por la propagación del virus, las medidas de bloqueo, el distanciamiento social y las restricciones de movimiento ha puesto de relieve aún más la necesidad de la digitalización. La falta de una solución digital fue ampliamente revelada por la suspensión y terminación de los servicios y la extensión excepcional de los períodos de validez de ciertos documentos emitidos a los usuarios.
Por tanto, los procedimientos administrativos sin papel y el uso de documentación electrónica se están volviendo esenciales para garantizar la continuidad de los servicios. También brindan una oportunidad real para acelerar la transformación digital y, en última instancia, impulsar el crecimiento y el desarrollo económicos.
A través de interacciones intersectoriales entre las diversas estrategias de Marruecos, el sector del transporte está jugando un papel central en esta dinámica y se ha visto obligado a seguir esta tendencia, sobre todo para apoyar su desarrollo. Por tanto, la digitalización ya no es una opción para los agentes y profesionales del transporte, sino una necesidad absoluta para adaptarse al desarrollo y los constantes cambios del mercado.
En este contexto, el Ministerio ha puesto en marcha varios proyectos, en particular la digitalización de trámites y documentos de transporte, incluidos los expedidos a los profesionales del transporte de mercancías, la promoción de intercambios virtuales de mercancías, el despliegue de teleservicios y la aplicación generalizada de citas online para servicios públicos como permisos de conducir, documentos de matriculación, inspecciones técnicas periódicas y homologación individual de vehículos.
El Ministerio también se está enfocando en completar y actualizar sus herramientas legales y regulatorias que rigen el sector con miras a monitorizar los desarrollos y cambios que ha experimentado durante la pandemia e incluso anticipar tales cambios en el futuro.
Con respecto al capital humano, inevitablemente surgirán nuevas ocupaciones en este contexto, que está desbordado de nuevas tecnologías. Para ello, el gobierno se enfocará en preparar y desplegar planes de formación adecuados dirigidos a la creación de capacidades en áreas relacionadas con la digitalización y los sistemas de información (TMS, WMS, etc.).
Mejorar los servicios de transporte en las zonas rurales: ¿el camino hacia la equidad social?
La crisis actual también ha puesto de relieve las desigualdades en la provisión de soluciones de transporte y ha revelado la necesidad de que los gobiernos implementen los derechos de movilidad para todos los ciudadanos, independientemente de si viven en zonas urbanas, periurbanas o rurales. En este sentido, cabe señalar que los retos a los que se enfrentan los responsables de las políticas de transporte a la hora de establecer y garantizar las bases de un sistema de transporte justo, equitativo y sostenible son complejos y muy diversos.
Según las proyecciones del censo general de población y vivienda de Marruecos (RGPH) establecido por el Alto Comisionado de Planificación (HCP), casi el 32,2% de la población marroquí vivirá en zonas rurales en 2030. Por lo tanto, la mejora de los medios de acceso y movilidad serán clave para alcanzar los objetivos de crecimiento y reducción de las disparidades sociales y territoriales. Sin embargo, para lograrlo, es fundamental adoptar e implementar políticas públicas relacionadas con el transporte en las zonas rurales, incluida la infraestructura vial, los modos de transporte y los servicios de transporte.
No obstante, a pesar de las importantes inversiones realizadas por las autoridades públicas marroquíes desde mediados de la década de 1990 en el desarrollo y rehabilitación de la infraestructura vial en las zonas rurales a través de varios programas, entre los que destaca el Programa Nacional de Caminos Rurales (PNRR-1 y PNRR-2), el Programa de Mejoramiento Territorial (PMAT) y el Programa de Reducción de las Disparidades Territoriales y Sociales (PRDTS), estas intervenciones no han respondido plenamente a las crecientes expectativas de la población en términos de accesibilidad, ni han mejorado las condiciones sociales de las zonas rurales ni han respondido adecuadamente a la necesidad de impulsar las actividades económicas.
Por lo tanto, si estas inversiones han de proporcionar a la población rural importantes beneficios económicos y sociales, las autoridades públicas y las diversas partes interesadas deben adoptar un enfoque más integral para mejorar la planificación del transporte e implementar medidas adicionales para abordar tanto el desarrollo de infraestructura como la provisión de servicios de transporte de calidad que respondan a las necesidades específicas de movilidad de las zonas rurales y sean compatibles con el poder adquisitivo de la población rural.
Conclusión
Los planes y soluciones para superar la crisis y mitigar su impacto deben ser abordados por todos los sectores económicos, incluido el transporte. La mentalidad de silo de las políticas públicas sectoriales debe ser cosa del pasado. Ahora es el momento de que todas las partes interesadas pongan en común sus conocimientos y presenten ideas para proporcionar respuestas concretas, innovadoras y sostenibles a los desafíos inmediatos que plantea esta crisis, y también a los desafíos a largo plazo que podrían surgir inesperadamente. Por supuesto, en el mundo de la “nueva normalidad”, el sector del transporte debe hacer grandes esfuerzos para adaptarse y, a veces, incluso transformarse, si quiere desempeñar plenamente su papel en la recuperación.
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