Autor:
Anwar Zibaoui
Coordinador General de of ASCAME
Fecha: 22.02.2021
Lectura: 11 min.
Nos enfrentamos a un reto que cambiará el mundo. Mientras los países adoptan medidas esenciales para proteger a sus poblaciones, ningún sector es inmune al cambio. Fronteras cerradas, teletrabajo, prohibición de viajar y confinamiento. El brote de coronavirus está redefiniendo nuestra forma de estar conectados. Y con una quinta parte del planeta ya aislada, es imperativo mantener el flujo de mercancías para que los suministros críticos puedan llegar a donde se necesitan. La industria logística mundial se enfrenta a su mayor reto.
El brote del COVID-19 ha incrementado la importancia de las cadenas de suministro a la hora de responder a las necesidades en tiempo real y en el transporte de mercancías, ya sea para gestionar el aumento de la demanda minorista en línea o para mantener el abastecimiento de suministros médicos y productos frescos. La pandemia del COVID-19 ha demostrado que la logística debe evolucionar para construir cadenas de suministro más sólidas. Todos dependemos de ellas para lograr la seguridad alimentaria, la salud y la estabilidad, ya que su misión es mantener a las personas seguras y a las empresas operativas, mientras los clientes se adaptan a los nuevos retos.
El comercio mantiene al mundo conectado. El transporte marítimo, por el que circula el 80% de las mercancías y el 50% del petróleo consumido (UNCTAD, 2018), es de vital importancia en la geopolítica mundial. Además, el transporte y la logística promueven la cooperación y el desarrollo. En los países en desarrollo, una logística competitiva ayudaría a resolver los problemas de migración, radicalización o creación de empleo. Sin duda, la economía es una palanca esencial para luchar contra la pobreza, la desigualdad y resolver condiciones socioeconómicas desesperadas.
Impacto de la pandemia del COVID-19
La pandemia ha hecho realidad la cuarta revolución industrial para millones de personas. Se están configurando los contornos de un nuevo horizonte. El futuro digital creará nuevas oportunidades para las personas, las empresas y los gobiernos. Pero si se gestiona mal, también traerá nuevas amenazas, polarizaciones entre sociedades o economías divergentes. Los modelos económicos actuales necesitan dar nuevas respuestas, ya que las medidas existentes no son suficientes. Se necesita más integración económica, planes de emergencia y soluciones realistas para resolver los problemas endémicos.
La magnitud del reto hace que las medidas existentes sean insuficientes. Sin un sector logístico eficaz, la economía no puede desarrollarse. Una logística eficaz reduce los costes de exportación, importación y distribución en el mercado nacional. Es la palanca del crecimiento y la competitividad. La internacionalización requiere hacer hincapié en el rendimiento global de las redes de distribución y suministro, pero también en la regionalización de los sectores que se benefician de la proximidad geográfica y la complementariedad económica.
Además, el sector está comprometido y ha reaccionado dando prioridad a los suministros médicos críticos, manteniendo el flujo de productos frescos y mejorando el uso de las tecnologías. El esfuerzo por mantener el comercio ha sido global. Los gobiernos y las autoridades aeroportuarias de todo el mundo están aplicando directrices estrictas, como el aumento de la desinfección, al tiempo que protegen la seguridad y la salud de la mano de obra. Debemos agradecer a los trabajadores y a las empresas del sector su creatividad, innovación y dedicación para mantener la cadena de suministro operativa, ágil y robusta en estos tiempos de crisis.
Más allá del desafío inmediato, hay que promover urgentemente iniciativas para hacer más sólidos los flujos comerciales. La construcción de plataformas digitales será crucial para adaptarse a este nuevo tipo de crisis a largo plazo. La cadena de suministro digitalizada, además de la red global de puertos, terminales y zonas económicas, garantizará el transporte de la carga de un lugar a otro con un solo clic. Las nuevas tecnologías están impulsando la logística en línea y permitiendo un comercio más inteligente, con más eficiencia a lo largo de la cadena de suministro y mayor visibilidad y transparencia; lo que a su vez permite optimizar el movimiento de las mercancías y redirigirlas hacia donde más se necesitan.
El papel del la logística
Esta pandemia llega en un momento clave. El sector logístico mundial está en auge, con una mayor demanda de servicio por parte de los clientes, la aparición de nuevos competidores, la revisión de los procesos logísticos y su incorporación a la revolución digital. Nos esperan grandes retos, como el uso del big data para gestionar eficazmente los flujos logísticos o la implantación de plataformas online que optimicen los volúmenes de carga transportados.
La logística es una de las principales columnas de apoyo para el desarrollo continuo de las economías y su indicador de competencia global. La creciente internacionalización de las operaciones exige un énfasis especial en el rendimiento global de las redes de distribución y suministro.
La logística comercial, o la capacidad de los países y las empresas para exportar productos a los mercados internacionales, es un ingrediente clave para la competitividad económica, el crecimiento y la reducción de la pobreza. Un mal funcionamiento de la logística crea una pérdida irrecuperable tanto para los productores como para los consumidores, y da lugar a una pérdida neta de recursos. La mejora de la logística comercial, por otra parte, daría un impulso positivo a la economía en un momento de frágil recuperación de la recesión mundial.
La logística es necesaria para el florecimiento de la economía e incluso para la supervivencia de la población. Por ejemplo, el transporte y la logística afectan directamente al precio y la disponibilidad local de los alimentos. En los países en desarrollo, el impacto del transporte y la logística se sitúa entre el 20 y el 60% en los precios de los alimentos suministrados (Banco Mundial, 2012). Para algunos países constituyen el 40% del coste del trigo importado. Así pues, en un momento de precios elevados de los alimentos y las materias primas, es necesario potenciar y mejorar el sector logístico. La competitividad es también el resultado de la reducción del tiempo y los costes de transporte.
Efectos en el comercio global y la logística
El comercio mundial está cambiando y el modelo centenario que veía a las potencias marítimas situadas en el mundo occidental controlar los flujos de carga está dando paso a un futuro más multidireccional y multimodal.
En esta nueva dinámica, China comienza a ejercer una mayor influencia en el comercio mundial. El lanzamiento de la Nueva Ruta de la Seda, una iniciativa con una inversión de varios billones de dólares, pretende remodelar el comercio intercontinental mediante una nueva red de conexiones terrestres y marítimas entre Asia, Europa y África, basada en las antiguas rutas comerciales. El Mediterráneo es la clave. Continúa la expansión de China para ganar la supremacía en los puertos de la región.
Hace 2000 años, se creó el primer concepto de puerto libre entre caldeos, fenicios y cartagineses para facilitar el comercio. Pero el Mare Nostrum corre el riesgo de perder su liderazgo a pesar de sus ventajas. El Mediterráneo está situado justo donde Asia, Europa y África están muy cerca, lo que hace que este mar no sólo sea un vecino para las regiones cercanas, sino también para el mundo.
Además, tanto en el Mediterráneo como en el resto del mundo, el peso del sector es importante. La logística debe ser eficaz porque, sin ella, la economía no puede desarrollarse. Una logística eficaz contribuirá a reducir el coste total de los productos para la exportación, la importación y la distribución en el mercado nacional. Es simplemente sangre para la economía y una verdadera palanca de crecimiento y competitividad.
El modelo de poder marítimo que ha transportado cargas por alta mar durante siglos está dando paso a un futuro más multidireccional y multimodal. El mapa marítimo mundial cambiará. Es necesario y urgente apostar por la Agenda 2030 y por un modelo sostenible. El 23% de las emisiones de CO2 se atribuyen al transporte (Banco Mundial, 2016), por lo que la prioridad común es avanzar hacia una mayor eficiencia y ecosostenibilidad en toda la región mediterránea.
La industria del transporte marítimo tiene que establecer sus propios objetivos voluntarios de reducción de CO2, desafiantes pero alcanzables, para el sector marítimo o arriesgarse a que se impongan objetivos. Los transportistas están sometidos a una presión cada vez mayor para responder al reto del cambio climático. «Deben comprender, supervisar y notificar la huella de carbono de su cadena de suministro para cumplir con sus obligaciones normativas y de información«, afirmó el GSF (Global Shippers Forum, 2015). «Sin embargo, dependen del sector del transporte marítimo para proporcionar datos precisos sobre las emisiones y el GSF cree que es necesario actuar urgentemente para acordar objetivos. Es crucial seleccionar una estrategia que incentive las medidas técnicas y operativas para reducir el CO2 y no se limite a trasladar los costes adicionales a los cargadores» (GSF, 2019).
El Mediterráneo cuenta con más de 450 puertos y terminales, representa el 30% del comercio marítimo mundial en volumen y es el primer destino turístico del mundo (UPM, 2016). Es el punto de confluencia de tres continentes (África, Asia y Europa), donde viven 500 millones de personas. De esta nueva situación puede surgir una gran plataforma con características únicas para facilitar el comercio mundial.
Esta ubicación estratégica es única para facilitar el comercio y la logística mundiales. Pero es necesario liberar el potencial económico regional. Para ello, hay que apostar por la integración y construir una estrategia unificada que fomente las inversiones, la construcción, la modernización y la gestión de las infraestructuras, que además permita crecer y competir con otra región.
Es urgente desarrollar la interconexión del Sur, crear una red de comunicación eficiente de transporte terrestre, aéreo y marítimo, y promover corredores multimodales. En este sentido, el corredor mediterráneo debería ser primordial. La región tiene un gran potencial para construir soluciones intermodales que involucren los recursos marítimos y ferroviarios con otros modos de transporte para aumentar sus volúmenes globales de carga y su viabilidad. Lo que queda por hacer es promover y mantener las demandas intermodales emergentes a través de la provisión de un marco legal y de incentivos financieros o regulatorios, para fomentar el transporte intermodal, que sólo puede hacerse realidad con una alianza regional y su asociación con Europa. Se necesita una hoja de ruta que permita un crecimiento más eficiente y sostenible de las operaciones intermodales.
Tras la pandemia del COVID-19, la globalización está herida. Por ello, recomendamos ir hacia la regionalización de la economía, apostando por los sectores que se benefician de la proximidad geográfica y la complementariedad económica. La integración económica regional y la creación de una asociación económica euromediterránea común deben ser objetivos a alcanzar para hacer frente a los nuevos retos post-pandémicos.
La importancia económica y social de la logística y la conciencia de sus carencias en el Mediterráneo, requieren una visión estratégica compartida por los actores públicos y privados. También es necesaria una política nacional y regional articulada con los actores profesionales que integre los demás objetivos estratégicos (transición ecológica, industria, ordenación del territorio…), así como un enfoque organizativo sostenible y una planificación logística del territorio, articulados con una nueva política industrial reorientada sobre los intercambios europeos, mediterráneos y africanos.
Conclusiones
La pandemia ha hecho realidad la revolución industrial 4.0 para millones de personas. Se están configurando los contornos de un nuevo horizonte y el futuro digital creará nuevas oportunidades para las personas, las empresas y los gobiernos.
Es fundamental apoyar logísticamente la deslocalización de un cierto número de actividades industriales, fomentando la economía local mediterránea y la agrupación industrial y reforzando cadenas de suministro más cortas, reactivas y resistentes. También es esencial una nueva cooperación industrial y logística, más equilibrada entre Europa y el Mediterráneo.
Para que el Mediterráneo y Europa recuperen la soberanía, la logística debe ser tenida en cuenta al más alto nivel del Estado, con una gobernanza y unos recursos adecuados. El éxito del sector no puede demostrarse sin la incorporación de las mujeres a puestos de trabajo cualificados, especialmente en campos tradicionalmente dominados por los hombres.
Apostar por la integración mediterránea cambiaría las tendencias y beneficiaría a todos. Atraería a empresas internacionales, aumentaría las exportaciones e impulsaría la creación de empleos y empresas locales. Cerrar las brechas existentes entre las dos orillas del Mediterráneo no será fácil, pero lograrlo supondría una red de transporte más eficaz, más comercio y desarrollo. La región tiene la capacidad y la ambición de convertirse en un actor clave en la escena logística internacional.
Las necesidades de inversión en la región mediterránea en el sector se estiman en torno al 2% del PIB, una cantidad a la que el sector público no puede hacer frente y será necesaria la contribución del sector privado.
Para llegar a buen puerto, es necesario superar los obstáculos y trabajar para profundizar en la asociación con el fin de controlar mejor los retos del desarrollo y favorecer las reformas en este sentido, reforzar la capacidad de las instituciones internacionales para asumir riesgos en la financiación de las infraestructuras y facilitar el acceso de los organismos y operadores financieros apostando por un mayor papel del sector privado podría ayudar en este sentido.
25 años después de la puesta en marcha del Proceso de Barcelona, y dotado de los mecanismos necesarios para acelerar los plazos previstos para la entrada en vigor de la Asociación Euromediterránea, el sector del transporte y la logística se considera un pilar económico y un factor importante para esta integración de todos los proyectos de acción prioritarios.
La necesidad de invertir en el sector logístico mediterráneo es un motor de desarrollo, que puede ser mayor si se refuerzan varios elementos, como el desarrollo de las infraestructuras, el sector privado y la complementariedad de las redes entre ambas partes. Unir los puntos de tantos países mediterráneos no es fácil. El resultado sería una infraestructura de transporte más eficaz, más comercio y desarrollo, y un Mediterráneo más fuerte y unido.
Además, debemos reforzar la cooperación en materia de legislación sobre transportes y desarrollar infraestructuras para conectar las dos orillas del Mediterráneo. El transporte es un vector clave para lograr una mayor integración del mercado y contribuir a la integración regional, el crecimiento económico, el empleo, el turismo y el aumento del comercio regional. En un contexto de profundos cambios en la región mediterránea, la cooperación en materia de transporte entre la UE y sus vecinos es crucial y debe ser apoyada.
Las relaciones en el ámbito del transporte entre la Unión Europea y sus socios del sur se establecieron formalmente en 1995 con el Proceso de Barcelona. La prioridad fundamental de esta cooperación es la consecución de un sistema de transporte seguro, sostenible y eficiente en la zona euromediterránea.
El futuro de la región depende de la capacidad de adaptarse a las nuevas realidades, de tender puentes, de crear espacios de encuentro para transformar esta amenaza en una oportunidad y convertir la debilidad en fortaleza. Esto permitiría afrontar adecuadamente los retos, crear un futuro común sumando capacidades y aplicar esta sinergia a la búsqueda de nuevos caminos.
La tarea de hacer de este mar una gran plataforma capaz de competir con otras regiones será difícil pero no imposible. Esto sólo puede hacerse realidad en una alianza entre ambas orillas en este Mare Nostrum.
Es el momento de actuar para reposicionar el Mediterráneo como la gran plataforma logística de los flujos este-oeste y como la mejor opción para canalizar la carga entre Asia, África y Europa. La logística nunca ha sido tan importante como hoy.
Bibliografía y referencias
Global Shippers Forum (2015, December). CO2 emissions from the maritime sector: GSF policy statement for COP21 Paris. Global Shippers Forum. Retrieved from: https://www.globalshippersforum.com/media/1217/gsf_maritime_policy_statement_cop21_paris_2015.pdf
Global Shippers Forum (2019, May 24). Dialogue between policy makers and shippers key to decarbonisation. Global Shippers Forum. Retrieved from: https://globalshippersforum.com/media/dialogue-between-policy-makers-and-shippers-key-to-decarbonisation/
Union for the Mediterranean (2016, 24 May). Untapping the potential of the blue economy in the Mediterranean region. Union for the Mediterranean. Retrieved from: https://ufmsecretariat.org/untapping-the-potential-of-blue-economy-in-the-mediterranean-region/
United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD) (2018). Review of Maritime Transport 2018. New York: United Nations Publications, 2018 (UNCTAD/RMT/2018). Retrieved from: https://unctad.org/system/files/official-document/rmt2018_en.pdf
World Bank (2012, May 6). Global Trade Logistics Performance Slows Down Amid Recession and Major Events. The World Bank Group. Retrieved from: https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2012/05/16/global-trade-logistics-performance-slows-down-amid-recession-and-major-events
World Bank (2016, May 6). Leaders Call for Global Action to Reduce Transport’s Climate Footprint. The World Bank Group. Retrieved from: https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2016/05/05/leaders-call-for-global-action-to-reduce-transports-climate-footprint
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