Transporte urbano

El confinamiento aplicado para reducir la expansión del COVID-19 tuvo un impacto evidente en la movilidad de las ciudades que, en algunos casos, supuso una reducción de cerca del 90% de los desplazamientos. Por un lado, en las ciudades se experimentaba el cómo podría ser vivir en entornos con bajas emisiones de contaminantes, pero, por el otro, se producía una caída de confianza en el uso del transporte público, uno de los principales medios para alcanzar ese escenario, bajo en emisiones, objetivo a medio y largo plazo.

El periodo post-confinamiento fue una oportunidad para planificar y testear una serie de medidas que deben contribuir a dibujar un modelo de ciudad (y su sistema de transporte) comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y con el Acuerdo por el Clima de París. Entre otras ideas, se habla de urbanismo táctico, de movilidad inteligente y sostenible, del transporte público como eje vertebrador de la movilidad o de digitalización como herramienta de facilitación del transporte.