Autor :
Ghazi Ben Ahmed
Presidente y Fundador, Iniciativa de Desarrollo del Mediterráneo
Fecha : 04.10.2022
Lectura : 10 min.
La Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por sus siglas en inglés) llega en un momento de gran inestabilidad en la región del norte de África, agravada por una pandemia con graves impactos económicos y sociales. Mientras el crecimiento económico de la subregión flaquea, la balanza por cuenta corriente y la balanza fiscal se están deteriorando (disminución de los ingresos del petróleo, de las transferencias, de la inversión extranjera directa y del turismo) y se prevé que la deuda pública aumente considerablemente.
Sin embargo, la AfCFTA ofrece una oportunidad única para que la región del norte de África -como subregión del continente africano, así como para los países individuales- reconsidere sus cadenas de suministro, fortalezca el comercio y la integración regional, y se convierta en una subregión más integrada en las cadenas de suministro globales. El comercio y la integración, en el norte de África y con África, pueden brindar oportunidades para fortalecer las relaciones comerciales regionales, construir cadenas de suministro seguras y resilientes para bienes y servicios en la era posterior al COVID-19, liberar la fuerza del sector privado, promover el dinamismo del norte de África y posicionarlo como un centro africano y un actor global.
No obstante, las principales limitaciones para el desarrollo del comercio regional en el norte de África, como: las inadecuadas y deficientes infraestructuras de transporte; las costosas redes logísticas (con excepción de Marruecos) de energía y de telecomunicaciones; los acuerdos institucionales para su gestión y mantenimiento; los mercados transfronterizos estructurados y regulados, y las persistentes barreras arancelarias y no arancelarias al comercio (incluyendo las normas de origen restrictivas, los entornos jurídicos débiles y los procedimientos asfixiantes), representan enormes pérdidas para el comercio regional y el crecimiento económico.
Los países del norte de África tendrán que simplificar y armonizar procedimientos comerciales y aduaneros complejos y largos, eliminar las normas de origen restrictivas y abordar la corrupción y otras barreras comerciales informales. También tendrán que armonizar las políticas e instituciones esenciales entre los socios comerciales. Estos impedimentos exigen la adopción de medidas y la realización de inversiones a varios niveles, centrándose en la dimensión regional de las infraestructuras.
Los socios del desarrollo, desde los donantes hasta las instituciones financieras internacionales y los bancos de desarrollo, tendrán que adoptar un enfoque regional integrado del desarrollo de infraestructuras y buscar formas nuevas e innovadoras para financiar las infraestructuras africanas; entre ellas, el desarrollo de bonos de infraestructuras para el continente.
La Zona de Libre Comercio Continental Africana ofrece una oportunidad única para la región del norte de África para repensar su cadena de suministro, fortalecer el comercio y la integración regional, y convertirse en una subregión más integrada en las cadenas de valor globales.
La integración regional puede ser difícil de alcanzar
El Tratado de Abuja y el programa 2063 de la Unión Africana (UA) consagran la integración regional como clave para estimular el crecimiento económico en los países participantes mediante el aumento del comercio, las economías de escala, el conocimiento y la transferencia de tecnología. El objetivo es establecer un mercado único de bienes y servicios en todo el continente, permitir la libre circulación de viajeros de negocios e inversiones y crear una unión aduanera continental para agilizar el comercio y atraer inversiones. El acuerdo continental incrementa la esperanza para el éxito de esta integración y, a la larga, representa un medio para erradicar la pobreza, crear empleos y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) promovidos por la ONU.
La integración regional puede conducir a la transformación estructural de los países africanos a través de economías de escala, la mejora de la competitividad, una movilización de recursos más eficiente y la promoción de las cadenas de valor regionales.
En África, los responsables políticos y los académicos consideran que la integración regional es una estrategia importante para mejorar el comercio intrarregional, impulsar el crecimiento económico y garantizar la integración de los países africanos en el sistema económico mundial. También puede conducir a la transformación estructural de los países africanos a través de economías de escala, la mejora de la competitividad, una movilización de recursos más eficiente y la promoción de las cadenas de valor regionales. Teniendo esto en cuenta, varias comunidades económicas regionales se han formado en África desde los años de la independencia, como la Unión del Magreb Árabe (UMA).
La AfCFTA comienza con la eliminación de aranceles para el 90 % de los productos comercializados, y el resto se hará de manera gradual. En este contexto, los estudios de impacto comercial y económico son muy útiles para comprender el alcance de los cambios que tales acuerdos pueden generar a nivel económico, así como un medio para informar a los responsables públicos.
Las evaluaciones ex ante de la liberalización comercial entre los países del norte de África y el resto del continente, en el marco de la AfCFTA, analizan la producción y el valor añadido por industria y por comercio exterior. Por lo tanto, estas evaluaciones abordan los efectos de la creación y/o desviación del comercio con los socios africanos y no africanos. También analizan el impacto del acuerdo sobre el bienestar de los hogares, factores relacionados con la utilización y la remuneración, el empleo (mano de obra cualificada, semicualificada y no cualificada) y la variación de los precios relativos. A nivel sectorial, las valoraciones se centran en el sector industrial, tratando de saber si el acuerdo de la AfCFTA promoverá la integración de los países del norte de África en las cadenas de valor globales, -en este caso en el sector industrial-, y cuáles serán los efectos y canales de transmisión de esta liberalización en este sector.
Por ejemplo, la ambición de Túnez y Marruecos es integrarse más en las cadenas de valor globales y mejorar su tasa de integración para aprovechar los beneficios de la AfCFTA y evitar problemas relacionados con las normas de origen. La implementación del acuerdo sobre la AfCFTA permitiría, a priori, que tanto la industria tunecina como la marroquí se beneficiaran de la entrada de insumos a menor coste desde el continente africano y mejoren su competitividad para acceder a un gran mercado. Esta intuición está respaldada por datos estadísticos sobre el comercio intraafricano que muestran una dinámica cada vez más importante en términos de comercio de productos manufacturados.
«Si bien la AfCFTA podría impulsar significativamente el comercio intrarregional en África y promover el crecimiento económico, también puede implicar costes y sus beneficios no necesariamente se distribuirán de manera uniforme entre y dentro de los países. Por lo tanto, los líderes a menudo tienen preocupaciones legítimas de que una mayor integración comercial de sus economías con las de otros países puede beneficiar a algunas industrias y penalizar a otras, puede tener efectos negativos en los beneficios y las perspectivas de empleo de algunos sectores y de los niveles de capacitación, y puede reducir los ingresos fiscales». (FMI, 2019). Esto pone de manifiesto la necesidad de evaluar cuidadosamente el impacto potencial de la AfCFTA en el crecimiento y la convergencia o divergencia de ingresos, así como las políticas que deberían implementarse para maximizar los beneficios de la integración regional y minimizar su impacto negativo en algunos países.
Los estudios y las evaluaciones de impacto pueden haber exagerado los beneficios de la integración regional. La mayoría se ha centrado en la integración comercial, es decir, en los beneficios que obtienen los países africanos al comerciar entre sí, eliminando los aranceles y utilizando poderes para las barreras no comerciales.
La integración comercial regional, a diferencia de la global, tiene tanto ventajas como desventajas. La ventaja es la creación de comercio, es decir, los países comercian más, y la desventaja, la desviación del comercio, los países comercian dentro de un bloque comercial, cuando sería más eficiente comerciar con el resto del mundo. Más claramente, estos países de bajos ingresos y dependientes de los productos básicos tienen poco que ganar comerciando entre ellos porque producen casi las mismas cosas.
Aunque no existe un método fiable para la evaluación cuantitativa de los efectos dinámicos de la integración comercial, los efectos dinámicos parecen tener un mayor impacto en los procesos económicos que los efectos estáticos, debido a su alcance más amplio. Además, en el contexto africano, donde los países se encuentran en diferentes niveles de desarrollo, es probable que la apropiación de las ganancias dinámicas, resultantes de la integración regional, sea un proceso de larga duración en los países relativamente menos avanzados en vista de la debilidad de las instituciones y de las deficiencias presentes en los sistemas educativos.
Integración regional en el norte de África: una llamada a la acción
La región del norte de África es la región menos integrada económicamente del mundo. Los países de la región del norte de África, a medida que se esfuerzan por crear más empleos, atraer más inversiones, impulsar el crecimiento y recuperarse de la pandemia, tienen un fuerte incentivo económico para acelerar sus esfuerzos de integración regional. Lo que falta no es la razón ni la capacidad de integración, sino la necesidad urgente de establecer prioridades y avanzar.
En el norte de África se necesita un sentido de urgencia para priorizar y avanzar en la integración regional.
Es fundamental fortalecer y habilitar los fuertes vínculos históricos y socioeconómicos que existen entre los países del Magreb y los del África subsahariana. Anticipándose al Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), ahora es el momento de ampliar y profundizar las plataformas existentes para la cooperación regional, incluso en los sectores digital y agrícola, donde es más necesario avanzar, y de explorar otras oportunidades para la integración regional entre el norte de África y el África subsahariana.
Si bien los desafíos de establecer y mantener el comercio, la infraestructura y las instituciones regionales son significativos, los países africanos se encuentran en la cúspide de importantes iniciativas de integración regional que proporcionarán los tan necesarios aumentos de la eficiencia, la diversificación, el fomento de la confianza y el crecimiento verde, lo que desempeñará un papel catalizador en el crecimiento económico y la reducción de la pobreza en la región en general.
Hay que entender que los acuerdos de libre comercio no son un juego de suma cero. Estos acuerdos son de poca utilidad a menos que sirvan bien a sus propósitos. Un ejemplo clásico sería el Área de Libre Comercio Amplia y Profunda (DCFTA, siglas en inglés) de Túnez con la Unión Europea, donde el acuerdo propuesto no refleja los objetivos perseguidos en la asociación renovada entre la UE y Túnez y pone demasiado énfasis en el libre comercio, creando un clima de sospecha. Desde el 13 de octubre de 2015, fecha del inicio de las negociaciones, el progreso ha sido limitado debido a la aprensión sobre la capacidad de Túnez para hacer frente a la competencia de las empresas europeas, o su capacidad para aprovechar el «acceso sin restricciones» al mercado europeo, en particular en lo que hace referencia a los servicios, en ausencia de un acuerdo sobre movilidad. Esto influyó fuertemente en la opinión pública que sintió, con razón, por un lado, un gran escepticismo con los esfuerzos tunecinos y europeos para llegar a un acuerdo justo agraviado por el fracaso de la comunicación y la pedagogía y, por otro, la demonización del DCFTA con fines políticos. Por lo tanto, se requiere un enfoque cuidadoso y calibrado para tener un Acuerdo de Libre Comercio fructífero. En este sentido, son necesarias medidas de transición para desarrollar capacidades y enfrentar los desafíos cada vez más complejos y las nuevas oportunidades a nivel regional y global.
En otras palabras, cualquier acuerdo de libre comercio debe agudizar el enfoque económico y estimular la recuperación. La crisis sanitaria ofrece nuevas oportunidades para que la subregión del norte de África sirva como respaldo regional para una mayor resiliencia de los centros logísticos de la UE llamados a reubicarse en la región. Para eliminar las dependencias de una sola fuente y establecer una cadena de suministro flexible y adaptable, tanto los integradores de productos, como los proveedores de subsistemas y proveedores de componentes, se abastecerán, ensamblarán y entregarán, desde sus regiones vecinas, es decir, la subregión del norte de África. Más específicamente, en lugares donde pueda protegerse su propiedad intelectual, juntarse su talento y realizar diseños de productos y servicios. El reto será entonces que los países del norte de África adapten su oferta y sean capaces de responder a cualquier dinámica europea orientada a la reorganización regional del modelo productivo y de abastecimiento y se conviertan en un hub entre la UE y el resto del continente africano.
La cooperación de la UE debe ir más allá de la mera aportación de conocimientos técnicos en la formulación de políticas relacionadas con la agricultura y la economía azul, apoyando prácticas agroecológicas y promoviendo conceptos de agricultura y acuicultura inteligentes. También ha de ser participativa por su propio interés.
La liberalización del comercio en sí misma no es la cuestión. El enfoque debe estar en el desarrollo de capacidades y en la mejora general del entorno empresarial y económico, con una facilitación del comercio eficiente centrada en los costes de transporte, la eficiencia del despacho aduanero y las finanzas comerciales. El objetivo es aumentar el comercio sostenible, atraer inversores extranjeros y mejorar la participación de los países del norte de África en las cadenas de valor internacionales.
El eje del éxito de la AfCFTA es una visión a largo plazo, crucial para hacer creíble la noción de asociación, para dar los incentivos necesarios a sus 54 miembros para llevar a cabo un conjunto consistente de reformas y para garantizar que estas reformas estén respaldadas ampliamente por la ciudadanía en general, especialmente la juventud y el sector privado.
La liberalización del comercio en sí misma no es la cuestión. El enfoque debe estar en el desarrollo de capacidades y en la mejora general del entorno empresarial y económico, con una facilitación del comercio eficiente centrada en los costes de transporte, la eficiencia del despacho aduanero y las finanzas comerciales. El objetivo es aumentar el comercio sostenible, atraer inversores extranjeros y mejorar la participación de los países del norte de África en las cadenas de valor internacionales.
El eje del éxito de la AfCFTA es una visión a largo plazo, crucial para hacer creíble la noción de asociación, para dar los incentivos necesarios a sus 54 miembros para llevar a cabo un conjunto consistente de reformas y para garantizar que estas reformas estén respaldadas ampliamente por la ciudadanía en general, especialmente los jóvenes y el sector privado.
La liberalización del comercio en sí misma no es la cuestión. El enfoque debe estar en el desarrollo de capacidades y en la mejora general del entorno empresarial y económico, con una facilitación del comercio eficiente centrada en los costes del transporte, la eficiencia de las aduanas y las finanzas comerciales.
Conclusión y Recomendaciones
En última instancia, la integración regional puede ayudar a reorganizar la estructura productiva dentro de la subregión del norte de África en función de los recursos naturales y de los factores de producción de las economías miembros, así como de la calidad de la infraestructura regional. Una distribución eficiente podría ser beneficiosa para el crecimiento económico de la región en su conjunto.
El papel crucial que se asigna al comercio en la integración económica suele pasar por alto otros aspectos fundamentales del crecimiento económico. La integración regional dominada por el comercio desempeña un papel menos crucial en el estímulo del crecimiento económico y la convergencia de los ingresos. Por lo tanto, los países del norte de África deberían hacer más hincapié en el objetivo de la integración regional para garantizar la existencia de infraestructuras críticas, mejorar la calidad de las instituciones y fomentar las capacidades humanas y la reserva de capital físico.
Los donantes y otras instituciones financieras internacionales multilaterales pueden tener un efecto positivo significativo en la integración regional en la subregión del norte de África para elaborar una estrategia adecuada de apoyo más directo a todas las agrupaciones regionales de África.
Es innegable que la Unión Europea y sus Estados miembros han contribuido sustancialmente a ayudar a los países del norte de África desde 2011 y han mantenido a flote estas economías. Pero hoy, esta subregión necesita salir del agua, dar un salto cualitativo y salir de la trampa de los países de renta media. Y este es el momento para Europa. El momento de anclar la subregión del norte de África y el resto del continente en el espacio europeo con una visión conjunta a largo plazo, explícita y ambiciosa, y de poner en marcha nuevos instrumentos financieros que acompañen la implementación de esta visión.
Esto debería impulsar a los países del norte de África a reanudar (o iniciar) las negociaciones con la UE. Un acuerdo inteligente que incluya un nuevo contrato/proyecto y se centre en los hubs de las subregiones, donde la geometría variable podría promover la modernización y el crecimiento económicos, para fortalecer y estabilizar la región.
Pero el destino de la AfCFTA no solo está en manos del sector público. Para que el libre comercio alcance realmente todo su potencial, debe ir acompañado de inversiones del sector privado que salven la brecha de infraestructuras y conectividad y proporcionen a las empresas africanas las herramientas y los recursos que necesitan para competir en los mercados africanos. Al promover la competencia y atraer capital privado, los Estados podrán desarrollar redes de transporte, reforzar la conectividad a Internet y navegar por la ola de digitalización que recorre África.
El sector privado también tiene un papel fundamental para dar un impulso a la reforma del comercio y acelerar la aplicación de la AfCFTA. Las alianzas del sector privado entre empresas de diferentes países están en una posición única para convencer y demostrar que facilitar el comercio transfronterizo, abordar las barreras no arancelarias y armonizar las políticas y las normativas transformarán el continente. Además, los beneficios potenciales de la integración regional pueden superar las tensiones actuales entre Marruecos y Argelia.
Referencias
IMF, (2019), Recovery amid elevated uncertainty. Regional Economic Outlook: Sub-Saharan Africa. Washington, DC, abril.
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